martes, 17 de marzo de 2009

El "No-Periodismo" o el reverso tenebroso de la fuerza.

¿Quién no recuerda la primera vez que vió "Alicia en el país de las maravillas"? Quizás por que nuestros años se podían contar con los dedos de las manos no nos dimos cuenta de que fué todo un viaje psicotrópico. Gusanos que fuman, setas que hacen crecer y encojer, una Reina de Corazones literal, el esquivo Conejo Blanco y el misterioso Gato de Cheshire. Pero no solo había fantasía visual, sino también fantasía mental. Retorcidos caminos de la razón que desafiaban toda lógica. Pongamos como ejemplo la celebración del "no-cumpleaños", repetida una y otra vez por el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo, y que las entendederas de Alicia no eran capaces de asimilar.

Hoy en día ocurre lo mismo con cierta clase de "periodismo" (este entrecomillado no es solo deliberado, sino obligado). Todos sabeís de que estoy hablando. Encended vuestea tele a cualquier hora, o daros un garbeo por las páginas de la prensa de peluquería, y ahí lo tenéis. Es el el "No-Periodismo" que se celebra todos los días. Sin excepción.

Un tío con una cámara y una becaria (que no tiene culpa la pobre) con un micro van detrás del "famoso-de-turno" haciéndole una sarta de preguntas que no obtienen contestación. Yo soy la becaria y pienso: "mierda, no tenemos nada, me van a echar". Pero no, resulta que el programa lo emite. Y se acaba autojustificando con el argumento de que el hecho de que el famoso-de-turno no diga nada, es noticia. Algo oculta y, por "lógica periodistica", todas las preguntas que no ha respondido ahora adoptan una respuesta afirmativa. Ya pueden correr ríos de tinta y sucederse interminables dicusiones sobre el tema.

Y esto es solo un ejemplo.

¿Que ha sido de la información contrastada? Eso son esquisiteces. Un: "alguien me ha comentado que..." es suficiente. ¿Y pruebas de los hechos? No hacen falta cuando sabes que en el plató nadie grita tan alto como tú. ¿Opiniones de especialistas? ¿Para qué? Que salga Belen Esteban y el Conde Lequio hablando sobre la aviónica del JK5022 de Spanair.

Sé que la carrera laboral del periodista de verdad es muy dura y sacrificada además de poco reconocida y retribuida. Hacer periodismo serio es ser un Jedi, condenado a una ascética existencia, y con el reverso tenebroso de la fuerza siempre acechante reencarnado en prensa rosa. El lado oscuro es como describe Yoda: "más fácil, más rápido, más tentador.
Pero corrompe el espíritu"
. Muchos se han pasado al lado oscuro (Javier Sardá), otros ya nacieron en él (Patiño & co.), y los demás son ese "ejército de clones" fabricados en Gran Hermano y Operación Triunfo.

A veces me pregunto, como Alicia, si en todo este maremagnum se ha perdido la cordura y el raciocinio, como si estuviéramos inmersos en la novela de Lewis Carroll. Pero cuando pienso en gente como Luis del Olmo, Matías Prats (padre) e Iñaki Gabilondo y los comparo con la fauna insecta que se cría en programas como "Donde estás corazón" o "El programa de Ana Rosa" veo la abismal diferencia que media entre Kant y el Sombrerero Loco.

viernes, 6 de marzo de 2009

Mercerismo

En el post-apocaliptico mundo de "¿Sueñan los androides con ovejas elécricas?" las emociones llegan a tener un origen artificial. El psicólogo te receta emociones según su diagnóstico. Luego llegas a casita, te conectas a tu generador de ánimos Penfield, "discas" el ánimo correspondiente a la recomendación facultativa (por ejemplo el 481: conciencia de las múltiples posibilidades que el futuro me ofrece) y listo. Lo que viene siendo una terapia emocional forzada.

Y en Penfield no solo se rompen su cabecita con estas cosas, hay mas. Surge el Mercerismo, y no, no es la tercera via al binomio Capitalismo-Comunismo. Gracias al generador de ánimos puedes sentir que eres Mercer, un extraño individuo cuya meta es alcanzar la cima de una montaña mientras le llueven todo tipo de penurias (cuando digo penurias quiero decir piedras). Conectar emocionalmente con Mercer mientras lucha su ascenso, es algo que tiene muchos seguidores. Pero no es masoquismo. Tras tremendas torturas Mercer alcanza su objetivo y sus anímicos seguidores se empapan de ese sentimiento de conseguir algo con mucho esfuerzo. Ese sentimiento es de lo mejorcito que hay, y lo repiten periodicamente. Mercer no existe, pero muchos ven en esta práctica algo religioso, le adoran y veneran.

De vuelta a lo que ya no es la calenturienta materia gris de Phillip K. Dick, vemos la razón que tiene. Ningún sentimiento es más satisfactorio que alcanzar una meta con mucho esfuerzo y que, por tanto, este sea recompensado. LLegar a ese momento en el que crees que no lo vas a conseguir y todos te dicen que es imposible, y tú, dale que dale y al final lo consigues.

El fin de semana pasado fué el Atletico de Madrid-Barcelona. Cuando iba en el coche estaban 2-2 y al llegar a casa el Ateti perdía 2-3 a falta de 10 minutos. Chungo pescao. Y tras una partida de Risk y un poco de ISS Pro, Vicente me dice: "Mira a ver como ha quedao el Barça, a ver si ha empatado el Atleti". Yo le respondo: "¿Te imaginas que ha metido 2 y ha ganado?". Cuando vi el resultado, me embriagó un sentimiento de hermadad con Vicente y nos abrazamos al grito de "A cuatro puntos, tio, a cuatro puntos".

Hay gente a la que no le gusta el Fútbol. Hay gente a la que le gusta por como juegan los equipos, los fichajes, las tácticas. Pero para mí, el fútbol es mi pequeño generador de animos Penfield.